PUNTOS DE ENCUENTRO



PARA SER CONSTRUCTORES DE UN MUNDO MEJOR

5/10/12

Sentimientos y conflictos


Convivencia y conflictos, como modos de relación social, van acompañados de importantes núcleos emocionales y sentimentales. La ira, el miedo, la culpa, la vergüenza, el amor, la felicidad, etc., pueden desencadenarse en situaciones interpersonales. En cualquier circunstancia en que se ven comprometidos nuestros objetivos o intereses surgen las emociones, las cuales nos informan

de inmediato cómo se ven afectados. Los sentimientos nos proporcionan un balance vital respecto a cómo avanza la consecución de nuestras metas. Las emociones positivas como la alegría, la felicidad, el orgullo nos comunican que nos acercamos a ellas, mientras las negativas como la ira, el miedo, la tristeza, etc. Nos transmiten mensajes de agravio o humillación, de amenaza o peligro, y de pérdida. Puesto que en las relaciones sociales, sean de convivencia o conflictivas, nuestros objetivos se ven comprometidos, no es extraño que en ellas nos acompañen afectos. No olvidemos que los héroes y las víctimas, con su importante acompañamiento sentimental, surgen en el grupo social, y que éste colabora con su reconocimiento a que algunos individuos se sientan felices y dichosos, y con su repulsa y reproche a que otros sientan culpa, vergüenza o ansiedad.
La activación de cualquier núcleo emocional distintivo va asociada a importantes cambios en nuestra mente y en nuestro cuerpo. Algunos mecanismos de la atención y de la memoria y algunos procesos de pensamiento pueden verse alterados.
Acontecen importantes cambios en algunas zonas cerebrales (amígdala, corteza pre frontal medial, ganglios basales, etc.) y en la activación del sistema nervioso periférico (tasa cardiaca, tensión arterial, activación muscular, etc.).
Se hacen distintivos algunos deseos o tendencias de acción. Piénsese, por ejemplo, en una situación en que nos sentimos airados. Interpretamos que nuestro interlocutor nos humilla y agravia intencionalmente con sus acciones o comentarios, nuestra activación fisiológica es muy elevada y deseamos atacarle física o verbalmente, aunque habitualmente nos controlamos, y es posible que recordemos acontecimientos pasados en que nos hizo o dijo algo parecido con lo cual nuestro enfado se acrecienta. En el caso del miedo, creemos que la situación es amenazante o peligrosa, igualmente la activación cardiaca, la tensión muscular, la sudoración, etc. son elevadas, y nos gustaría huir, escapar o evitar lo que acontece. Cuando en una relación social se activa un núcleo emocional, lo que hacemos en ella está estrechamente determinado por lo que sentimos en ese momento. Sentimientos negativos como la ira, el enfado, el rencor, la ansiedad, el miedo, la tristeza, etc. suelen entorpecerla pues instigan tendencias de acción destructivas o de protección. La alegría, la felicidad, el orgullo, el amor, etc. la favorecen pues proporcionan el afianzamiento de ambas partes y el acercamiento a objetivos comunes. Cuando los protagonistas de un conflicto intentan reajustar su relación, espontáneamente o con la ayuda de terceros, tendrán que regular también los núcleos emocionales que acompañan ese proceso.
Del Manual para la Paz
ENTELMAN, R.F. (2002). Teoría de conflictos. Barcelona.
FISHER, R.; PATTON, B. Y URY, W. (1992). Getting to Yes: Negotiating agreement without giving in, 2nd Edition. New York.
ROGER FISHER Y WILLIAM URY (1981). Getting to Yes: Negotiating agreement withoutgiving in. New York. (Traducido al castellano en 1991, en Bilbao: Deusto.)
BURGESS, H. Y BURGESS, G.H. (1997). Encyclopedia of conflict resolution. Santa Bárbara.
GIRARD, K, Y KOCH, S.J. (1997). Resolución de conflictos en las escuelas. Manual para educadores. Buenos Aires.